Para este fin de semana os voy a recomendar «Confesión de un asesino», del escritor Joseph Roth, un libro que pasó a formar parte de mi biblioteca en 1919, cuando Mármara ediciones lo incluyó en su catálogo. Había leído otras obras del autor publicadas por Acantilado, Alianza Editorial o Anagrama, pero no la que es objeto de esta reseña.
En este caso, la que se considera la «novela rusa» de Joseph Roth, escrita en la madurez, viene encuadernada en dimensiones de bolsillo, haciendo honor al refrán de que el buen perfume se vende en envase pequeño. Y es que para mí, «Confesión de un asesino» es una joya literaria.
Hoy os traigo la reseña de «Todo lo que tengo lo llevo conmigo», una novela de la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2009, Herta Müller, que seleccioné el pasado mes de octubre para celebrar el Día de las Escritoras y que versa sobre un hombre joven, Leopold, que es deportado a un campo de trabajo forzado soviético en 1945.
Como recoge la sinopsis de la editorial Siruela, y en declaraciones realizadas por la propia autora, la novela se basa en los testimonios de su compatriota y amigo Oskar Pastior, así como en los de otros supervivientes.
Me moría por reseñar algunas de las obras del austriaco Stefan Zweig, así que volví a leer la novela que describe el torbellino de sentimientos de un joven alumno por el que fuera su maestro —cómo no elegirla si Despertares de Stonewall es el nombre de este blog—. Hablo de «Confusión de sentimientos. Apuntes personales del consejero privado R.v.D.» (Verwirrung der Gefühle), publicada por la editorial Acantilado en 2014, gracias a la traducción de Joan Fontcuberta.