Reseña: Conjuras y lances llenos de nostalgia en «El prisionero de Zenda», de Anthony Hope

«El prisionero de Zenda», de Anthony Hope (1894, Zenda 2019, 2022)

Sinopsis:

El prisionero de Zenda es una novela privilegiada, pues pertenece a ese extraño y selecto club de los libros que nunca envejecen.

Sus ingredientes eran ―y lo siguen siendo― infalibles: amores imposibles, héroes galantes, villanos inteligentes, princesas hermosas, coronas en peligro, fieles servidores… Todo ello, situado en el corazón de la Europa elegante de finales del siglo XIX: ese territorio mítico donde se cruzaban viajeros dandis realizando el Grand Tour, condesas misteriosas que tomaban las aguas en balnearios enclavados en mágicas montañas, investigadores privados tras la huella del mal en ciudades envueltas en niebla, infieles esposas fugitivas con jóvenes apuestos en el Orient Express, ladrones de guante blanco al acecho de las perlas de adineradas jovencitas que paseaban por Niza o leían a Mr. Barnabooth en la terraza de un hotel de Sorrento…

El prisionero de Zenda nació tocada por los dioses y, abriéndose paso entre grandes del género, se convirtió en una de las novelas más leídas, erigiéndose además como pionera en la creación de historias ambientadas en países imaginarios.

Opinión:

Seguimos con el reto literario de Las Inquilinas de Netherfield: Todos los clásicos grandes y pequeños que este año va por su cuarta edición. Como os informamos aquí este es uno de los retos de lectura al que nos hemos sumado este año dadas las ganas que tenía de retomar la literatura clásica. Y para la primera premisa —clásico cuyos capítulos estén titulados— del nivel 1, he elegido una novela de aventuras tan familiar para algunas generaciones como Los tres mosqueteros, El conde de Montecristo o La pimpinela escarlata, entre otras. Estoy hablando de El prisionero de Zenda, del escritor británico Anthony Hope.

El prisionero de Zenda fue publicada por primera vez en 1894 y rápidamente alcanzó un éxito rotundo en una época en la que triunfaban las novelas románticas y de aventuras, con romances imposibles, intrigas políticas, duelos a espada, héroes honorables, bellas mujeres en problemas, villanos y traidores… Estos elementos los encontramos en El prisionero de Zenda, novela de aventuras perteneciente al subgénero de capa y espada, algo menospreciado y olvidado en la actualidad que, para alegría de muchos nostálgicos y jóvenes lectores de corazón intrépido, la editorial Zenda decidió sacar, hará ya tres años, de su injusto retiro a través de la colección Zenda Aventuras*.

Escrita en primera persona por el protagonista de la historia, El prisionero de Zenda es una novela ligera que narra las peripecias en que se ve envuelto Rudolf Rassendyll —un joven caballero de noble cuna descendiente de los Rassendyll de Inglaterra, si bien con la nariz y el cabello que siempre ha distinguido a la casa real de los Elphberg de Ruritania—, cuando decide asistir a la coronación de Rudolf V en Strelsau, Ruritania. Una conjura y el notable parecido entre los dos parientes lejanos del mismo nombre serán el detonante de una arriesgada aventura para salvar la corona y en la que Rudolf Rassendyll tendrá que elegir entre su amor y su honor.

No voy a decir nada más de su argumento porque estoy de acuerdo con las palabras expresadas por Arturo Pérez-Reverte en el prólogo de esta edición, entre las que destaco las siguientes:

El prisionero de Zenda nos brinda la oportunidad de conocer un mundo que ya sólo es posible en la imaginación, en las bibliotecas y en la memoria.

Arturo Pérez-Reverte

La novela se lee de un tirón, pues la trama está llena de acción, cambios en la suerte y pinceladas de humor. Disfruté como una enana sumergiéndome de nuevo en esos diálogos brillantes donde los personajes tiran de ironía y frases con doble sentido para salvaguardar la compostura, y erigiendo en mi mente, una vez más, los muros de piedra y el foso del castillo de Zenda. Un castillo tan notable como lo pueda ser el de Neuschwanstein, sito en Alemania —que inspiró a Walt Disney para la creación del castillo de la Bella Durmiente—, con la salvedad de que el primero y su localización, Ruritania, solo existe en la imaginación de los lectores y en la literatura de ficción.

Como sucede con otras novelas del mismo género donde la acción es lo más sobresaliente, no se ahonda en el aspecto psicológico de los personajes a pesar de estar narrada en primera persona. Anthony Hope dotó a su héroe protagonista, Rudolf Rassendyll, de las características de caballerosidad, elegancia, gallardía, valentía, inteligencia y honorabilidad; con conocimiento de idiomas y diestro en el arte de la espada. A la princesa Flavia, de belleza, decoro y de una educación y modales exquisitos. Ambos comparten el mismo código de honor que les obliga a anteponer éste a sus propios intereses, lo cual se refleja en la novela. Michael el Negro, hermanastro de Rudolf V de Ruritania, es envidioso y confabulador. Rupert de Hentzau es el personaje que más me gusta —de hecho, da título a otra novela de Anthony Hope—: es un villano inteligente, guapo, insolente, descarado, audaz y buen espadachín. La discreción, la lealtad y la valentía son cualidades que comparten el viejo coronel Sapt y Fritz von Tarlenheim, ambos al servicio del rey. Por supuesto, hay más personajes en la historia como Antoinette de Mauban —una mujer que jugará una baza destacada en cierto punto de la trama—, George Featherly, etc.

No puedo dejar de comentar una cuestión que no recordaba de las lecturas que hice en mi adolescencia. Me refiero a ciertas expresiones y juicios de valor en relación con las mujeres, no aceptables hoy en día; no obstante, conviene aclarar que esas expresiones no reflejan más que la situación de la mujer en una época pasada, ya superada —al menos en Europa—, y al leerlas hay que ser conscientes de ello y no sacarlas de contexto; y, sobre todo, reconocer el humor británico.

El prisionero de Zenda fue llevada al cine en varias ocasiones. Arturo Pérez-Reverte repasa en el prólogo cada una de esas adaptaciones. Yo la que recuerdo —y por la que conocí la existencia de esta novela— es la protagonizada por Stewart Granger y Deborah Kerr, en 1952, junto a James Mason como Rupert de Hentzau. Confieso que he vuelto a ver la película tras releer esta novela, y he sonreído con cariño en algunas escenas y ruborizado ante los acordes de la música de fondo que era habitual escuchar en las escenas de amor del cine de aquella época. Ha envejecido…, sin embargo, lo importante sigue ahí.

El prisionero de Zenda es un libro para nostálgicos de las novelas de capa y espada y para jóvenes lectores que deseen viajar al pasado y vivir con la imaginación un tipo de aventura diferente. Una novela entretenida, divertida y amena.

Mi valoración: 4/5

Puntuación: 4 de 5.

Anthony Hope, hijo del reverendo E. C. Hawkins, creció en el ambiente humilde del Londres brumoso e industrial de mediados del siglo XIX. Se formó como abogado y procurador en la Universidad de Cambridge. Ejerció como jurista durante algunos años, aunque su ambiente era la política; por esa razón y aunque ya tenía publicados numerosos artículos y tres novelas, en 1892 se presentó como candidato por el Partido Liberal en las elecciones de South Buckinghamshire, famoso feudo conservador, sin salir elegido. Dos años después de esa derrota política le aguardaba una grata victoria literaria: el éxito casi inmediato de El prisionero de Zenda.

Este triunfo y su posterior continuación en Rupert de Hentzau convencieron a Hope de la conveniencia de abandonar el ejercicio de la abogacía, convirtiéndose en novelista profesional y escribiendo hasta su muerte, en 1933, un total de 32 volúmenes, aunque ninguno tan famoso como la inmortal saga ruritania. Le fue concedido el título de Sir por sus escritos durante la I Guerra Mundial.

FICHA TÉCNICA DEL LIBRO
Título: El prisionero de Zenda
Título original: The prisoner of Zenda
Traductor: Miguel Temprano García
Prólogo: Javier Pérez-Reverte
Ilustración de portada: Augusto Ferrer-Dalmau
Editorial: Zenda Aventuras
Género: Aventuras
Idioma: Español
Formato papel:
ISBN:  9788412031034
Fecha de publicación de esta edición: 08/05/2019 (2ª edición, 2022)
Encuadernación: Tapa blanda
Dimensiones: 22.8 x 15.2 cm
Nº de páginas: 226
Formato eBook:
ISBN: 9781524314446
Fichero: ePub

* La colección Zenda Aventuras abarca 5 títulos publicados:  El diamante de Moonfleet, de John Meade Falkner, El prisionero de Zenda de Anthony Hope, El misterio del Agua Azul de Percival Christopher Wren, El conde de Montecristo de Alejandre Dumas y Aventura en el Transasiático de Julio Verne. En 2022, no obstante, Zenda Libros se unía con la editorial Edhasa para recuperar aquellos títulos amados donde el género de AVENTURA CLÁSICA busca al lector moderno para seguir retándole a vivir momentos inolvidables. Bajo el nuevo sello editorial Zenda-Edhasa se ha publicado, a fecha de hoy, Las cuatro plumas de A. E. W. Mason, El enigma de las arenas de Robert Erskine Childers, La isla de coral de R. M. Ballantyne, El jorobado de Notredame de Víctor Hugo y Taras Bulba de Nikólai Gogol.

Escrito por

Viajar, es mi pasión. La lectura, mi adicción. El café y el chocolate, mi sostén. Familia y amigos, mi conexión a tierra.

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