
Sinopsis:
Una noche, en una fiesta, dos mujeres se conocen por azar. Una vive su rutina de madre soltera y profesora con una pareja circunstancial. La otra es violinista, excéntrica, sensual y culta. Habla y ríe demasiado. Es Sarah.
A partir de entonces se suceden citas improvisadas, almuerzos, conciertos, lecturas, los cuartetos de Beethoven y la primavera en París. Hasta que un día Sarah dice: «Creo que me he enamorado de ti». Y se desata el amour fou, la pasión que quema a cada instante y que, como ocurre con todas las grandes pasiones, no puede acabar bien.
‘Voy a hablar de Sarah’ es la última gran revelación literaria francesa. Ha ganado importantes premios (estuvo a un paso del Goncourt) y ha sido comparada con Marguerite Duras y Yourcenar con su primera novela, hipnótica y arrasadora, que deja una huella indeleble.
Opinión personal:
Cuando vi Voy a hablar de Sarah entre las novedades literarias, me dije que tenía que leerla. Su portada no es de las que me atraen, pues son del tipo que solían usarse con frecuencia en libros que abordan una relación lésbica. Demasiado manido. Pero eso del amor fou o amor loco al que hacía referencia su sinopsis y el hecho de que fuera escrito por una autora francesa que ha logrado con ella el reconocimiento del público y de la crítica internacional (a punto estuvo de ganar el Goncourt), me convenció para comprarla y leerla este verano.
Y la experiencia ha sido sorprendente y maravillosa. Me ha encantado. No tanto por la historia en sí, pues su narradora nos habla sobre su relación con Sarah, una joven violinista con quien vivió una pasión devoradora y destructiva (tóxica), sino por el extraordinario modo en que describe, sin filtro ni artificio y con una cadencia lírica inusitada en una autora novel, los sentimientos que la golpearon y la dejaron a merced de un mar embravecido en mitad de una tormenta. Así es Sarah.
El amor con una mujer: una tempestad.
Mis padres son amantes de la música clásica y la ópera, y ese amor me lo han inculcado desde pequeña. Lo que en el pasado veía casi como una obligación, se ha convertido en un verdadero placer viajar hoy a Viena, Verona, Milán o cualquier otra ciudad europea con el objetivo de asistir a tal o cual ópera y, de paso, hacer algo de turismo. Y desde mi punto de vista, Voy a hablar de Sarah recuerda en la estructura, en su desarrollo y desenlace, y en esa musicalidad que destila su prosa, los dramas, amores imposibles y muerte escenificados en las representaciones de las óperas verdianas.
Voy a hablar de Sarah empieza in media res anunciando la enfermedad de Sarah y un final que parece inevitable… Y subrayo «parece».
Y como la sempiterna Traviata, la trama de esta novela se divide en dos actos bien diferenciados. En el primero, la narradora, cuyo nombre no se menciona en ningún momento, conoce a Sarah, una joven luminosa, divertida, ruidosa «y que está viva», en una fiesta con amigos, tras la cual no puede pensar en otra cosa que no sea ella. La relación surge, vibrante y apasionada.
Hablo de Sarah, de su belleza misteriosa, de su nariz cortante de manso rapaz, de sus ojos como guijarros, verdes, pero qué va, verdes no, sus ojos de un color insólito, sus ojos de serpiente de párpados caídos. Hablo de Sarah la fogosidad, de Sarah la pasión, de Sarah el azufre; hablo del preciso instante en que suena el chasquillo de la cerilla, del preciso instante en que el palito se convierte en fuego, en que la chispa ilumina la noche y de la nada surge la quemadura. De ese preciso y diminuto instante, ese vuelco de apenas un segundo. Hablo de Sarah, cuyo símbolo es S.
De los dos personajes, a quien verdaderamente llegamos a conocer es a Sarah, vista desde la perspectiva de la otra mujer que hace de narradora. Sarah se nos presenta como una violinista fantasiosa, escandalosa y apabullante. La narradora se deja llevar por la locura de esta mujer inestable, inconstante y caprichosa, y entra así en una relación de dependencia insana, marcada por los viajes que realiza Sarah por todo el mundo con su cuarteto. Y con ellas recorremos numerosas ciudades, tomamos innumerables trenes y visitamos teatros, cines y restaurantes.
En esta primera parte aparecen numerosas referencias musicales, cinéfilas o de obras teatrales. No es algo baladí, porque cada una de ellas refleja el estado en que se encuentra la relación en ese momento.
Y tras la pasión exultante, llega la ruptura repentina por parte de Sarah. Y la imagen que la narradora tenía de Sarah cambia. Lo que antes era belleza y misterio, se torna en fealdad y oscuridad. Así entramos en el segundo acto, oscuro, desgarrador y desconcertante.
Hablo de Sarah, de su belleza desconocida y cruel, de su nariz austera de ave de presa, de sus ojos como sendos sílex, sus ojos letales, asesinos, sus ojos de serpiente, de párpados caídos.
Cada parte en que se estructura la novela está a su vez dividida en capítulos cortos. Y lo que me parece más sorprendente es el ritmo que ha conseguido imprimir esta autora novel a lo largo de la trama. En la primera parte, llegué a sentir esa urgencia por verse, el deseo, la pasión que devora a la narradora y que la arrastra a una vorágine que escapa de su control. En la segunda, el ritmo disminuye y lo agradecí hasta que sentí su desasosiego, incluso la opresión en el pecho y el dolor palpitante; capítulos donde no estaba segura de nada y durante los cuales me preguntaba por la lucidez de la narradora a quien había acompañado a lo largo de la historia. Una intensidad dramática que conjuga en perfecto equilibrio con la exaltación de la pasión.
Aunque se trata de un amor lésbico, lo maravilloso es que nunca se presenta como un amor diferente al de los demás. Sarah y su amante son solo dos personas que se aman. Una elección sorprendente de una editorial francesa tan conocida como Les Éditions de Minuit, pero loable, ya que permite dar una notoriedad significativa a una homosexualidad poco abordada por las editoriales generalistas. También permite visibilizar la relación entre mujeres con carrera profesional e hijos.
Voy a hablar de Sarah es una lectura intensa, íntima y sorprendente, de las que no se olvidan.
Mi valoración: 5/5
Pauline Delabroy-Allard (1988) es profesora. Madre soltera a los veintidós años, viajó de Francia a Kazakistán y ha trabajado de librera y cajera de cine. Escribe para En attendant Nadeau, una revista literaria online.
El día que cumplió treinta años envió el manuscrito de Voy a hablar de Sarah a muchas editoriales francesas y fue Minuit, la mítica editorial de Marguerite Duras (con la que se compara a la autora), quien la adquirió. La novela se convirtió en la favorita de la crítica y los lectores, fue finalista del Premio Goncourt, obtuvo el Premio de los Libreros de Nancy-Le Point, el Premio Envoyé par la Poste, el Premio Roman des Étudiants France Culture-Télérama y el Premio del Estilo, y está siendo traducida por las principales editoriales del mundo.

FICHA TÉCNICA:
Título: Voy a hablar de Sarah
Título original: Ça raconte Sarah
Traducción: María Teresa Gallego Urrutia
y Amaya García Gallego
Editorial: Lumen
Papel:
Encuadernación: Tapa blanda
Dimensiones: 150 mm x 230 mm
Fecha de publicación: 05/2019
Nº de páginas: 176
ISBN: 9788426406989
e-book:
ePub