
Sinopsis:
El conde Neville acude a la casa de una vidente para recoger a su hija menor. La vidente se la encontró la noche anterior en pleno bosque, en posición fetal y tiritando de frío. Al parecer la adolescente, que responde al singular nombre de Sérieuse, se había fugado del castillo familiar. Pero, antes de llevar al aristocrático progenitor ante su hija, la vidente le toma la mano y le anuncia: «Pronto dará usted una gran fiesta en su casa. Durante esa recepción, usted matará a un invitado.»
En efecto, los Neville, excéntrica familia de alcurnia, van a celebrar en breve su fastuosa fiesta anual, a la que invitan a lo más selecto de la sociedad. Esa garden party es una tradición irrenunciable, pese a que los Neville pasan por serios apuros económicos y el conde incluso ha tenido que plantearse vender el castillo y el bosque que lo rodea. Con toda probabilidad ésta será la última gran fiesta que organicen allí. ¿Acabará, tal como anuncia la predicción de la vidente, con un asesinato?
Opinión personal:
Hace unos días por fin me decidí a leer algo de Amélie Nothomb y compré en versión digital esta novela corta, El crimen del conde Neville, cuya sinopsis prometía. Hasta ahora me había mostrado reacia porque las críticas que leí sobre su obra, o eran muy buenas o muy malas —parece que con esta escritora belga no hay término medio—, y con tantos libros que me gustaría leer y la cantidad que salen al mercado cada mes, siempre terminaba decantándome por otras opciones. Ahora que he superado el bloqueo mental que tenía con Amélie Nothomb, os puedo asegurar que voy a adentrarme más en su obra porque esta novela me ha sorprendido para bien. De hecho, ya he comprado Ni de Eva ni de Adán, con la expectativa de volver a conectar con su prosa.
El crimen del conde Neville recuerda a otro relato de Oscar Wilde: El crimen de lord Arthur Savile; de hecho, es un homenaje que le brinda Amélie Nothomb. Antes de que el lector avezado pueda acusar de falta de imaginación a la autora, ella misma se desvela e incluye la referencia en el texto de modo transparente.
La autora juega con el lector, lo provoca y desconcierta, con una novela que es pura literatura del absurdo. A uno no le queda más que aceptar la tomadura de pelo y reírse, mientras admira su habilidad para escribir una novela que comienza con la predicción de una vidente a su protagonista, el conde Neville, según la cual cometerá un asesinato durante el transcurso de la fiesta que está a punto de celebrar. A partir de esta premisa Nothomb teje, con un irónico y caustico sentido del humor, una historia que constituye una crítica feroz a la aristocracia belga de la que ella forma parte.
Sobre El crimen del conde Neville, la editorial Anagrama señala que el resultado es «una deliciosa, juguetona y perversa fábula moderna de tintes tragicómicos, en la que bajo una capa de chispeante levedad asoma una sugestiva indagación literaria sobre el mundo de las apariencias, las relaciones familiares, los secretos del pasado, el dolor de la infancia, las incertidumbres de la adolescencia y el destino». Y lo rubrico, palabra por palabra. Me he divertido de lo lindo con Amélie Nothomb, con su descaro, con la falta de pelos en la lengua mostrada para criticar ese mundo anacrónico de la nobleza belga a través de unos diálogos surrealistas e inteligentes que me dejaron estupefacta. ¿Pero cómo se puede discutir con esa maestría de algo que no tiene pies ni cabeza? Por otro lado, subyace un dolor profundo en los recuerdos del conde Neville sobre su niñez y en las duras reflexiones acerca de lo que implica guardar las apariencias; es la otra cara de la moneda que el común de los mortales no suele ver.
La novela está narrada en tercera persona desde la perspectiva de su protagonista, el conde Neville, un hombre casado y con tres hijos (un chico, Oreste, y dos chicas, Électre y Sérieuse) criado en un mundo donde las apariencias lo son todo. Tiene dos únicos amores: su familia y su castillo. Ahora que está arruinado y no puede seguir sufragando los costes que supone el mantenimiento del castillo donde viven, va a venderlo, pero antes dará una última fiesta o garden party. El conde es también un hombre que da mucha importancia a la recepción de los invitados; tanto tiempo dando fiestas, que al invitado lo tiene mitificado. Como es impensable cancelar el evento ya fijado para una fecha determinada, el lector asistirá al sufrimiento del conde, pues si va a matar a uno de sus invitados en la última garden party que organice, ¿quién será la víctima? ¿Hay alguien que merezca morir entre su lista de invitados? ¿Cómo afectará esto a su imagen, a su reputación y a su familia? ¡Cielos, qué horror!
Si hubiera habido premeditación, a nuestro entorno le habría parecido inadmisible. Matar a un invitado en un momento de cólera desprende clase, es chic. Premeditar el asesinato de un invitado equivale a demostrar, como el colmo de la grosería, que ignoras el arte de la recepción.
Eran tales las cavilaciones y el sufrimiento del conde que hubo un momento en que pensé que como apareciera la pitonisa por aquella fiesta, no me extrañaría que al final fuera ella a quien pegase un tiro. Yo al menos, se lo pegaría. ¡Pobre hombre!
¿Por qué inventar el infierno cuando existe el insomnio?
De verdad, me he partido de risa con los diálogos tan absurdos y poco convencionales que he encontrado y, al mismo tiempo, inteligentes y chispeantes. Y que Amélie Nothomb salga triunfante de eso, sin despeinarse… ¡chapó! Tiene toda mi admiración.
Un último comentario sobre esta novela. Su final, sorprendente, me pareció el broche perfecto.
Soy consciente de que El crimen del conde Neville es mi primera incursión a la obra de Amélie Nothomb y que no poseo elementos para poder compararla con otros títulos de su obra que, quizá, puedan ser mejores. No obstante, he disfrutando con la lectura de El crimen del conde Neville; una crítica mordaz a un mundo que me resulta del todo ajeno, el de la aristocracia belga, aderezada con un afilado e irónico sentido del humor que deja al lector fuera de juego. Y un fantástico homenaje a Oscar Wilde. Si no la habéis leído aún, os la recomiendo.
Mi valoración: 4/5

Amélie Nothomb nació en Kobe (Japón) en 1967. Proviene de una antigua familia de Bruselas, aunque pasó su infancia y adolescencia en Extremo Oriente, principalmente en China y Japón, donde su padre fue embajador; en la actualidad reside en París.
Desde su primera novela, Higiene del asesino, se convirtió en una de las autoras en lengua francesa más populares y con mayor proyección internacional. Anagrama ha publicado El sabotaje amoroso (premios de la Vocation, Alain-Fournier y Chardonne), Estupor y temblores (Gran Premio de la Academia Francesa y Premio Internet), Metafísica de los tubos (Premio Arcebispo Juan de San Clemente), Cosmética del enemigo, Diccionario de nombres propios, Antichrista, Biografía del hambre, Ácido sulfúrico, Diario de Golondrina,Ni de Eva ni de Adán (Premio de Flore), Ordeno y mando, Viaje de invierno, Una forma de vida, Matar al padre, Barba Azul, La nostalgia feliz, Pétronille y El crimen del conde Neville, hitos de «una frenética trayectoria prolífera de historias marcadas por la excentricidad, los sagaces y brillantes diálogos de guionista del Hollywood de los cuarenta y cincuenta, y un exquisito combinado de misterio, fantasía y absurdo siempre con una guinda de talento en su interior» (Javier Aparicio Maydeu, El País).
En 2006 se le otorgó el Premio Cultural Leteo en León por el conjunto de su obra, y en 2008 el Gran Premio Jean Giono, asimismo por el conjunto de su obra.

Título: El crimen del conde Neville
Título original: Le crime du comte Neville
Autora: Amélie Nothomb
Traductor: Sergi Pàmies
Editorial: Anagrama
Género: Narrativa
Papel:
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de publicación: 14/06/2017
Nª de páginas: 120
ISBN: 978-84-339-7986-5
e-book:
ISBN e-book: 978-84-339-3808-4
EAN e-book: 9788433938084