«El día que se perdió la cordura», de Javier Castillo


«El día que se perdió la cordura», de Javier Castillo (SUMA, 2017)

Sinopsis:

Centro de Boston, 24 de diciembre, un hombre camina desnudo con la cabeza decapitada de una joven. El doctor Jenkins, director del centro psiquiátrico de la ciudad, y Stella Hyden, agente de perfiles del FBI, se adentrarán en una investigación que pondrá en juego sus vidas, su concepción de la cordura y que los llevará hasta unos sucesos fortuitos ocurridos en el misterioso pueblo de Salt Lake diecisiete años atrás.

Con un estilo ágil lleno de referencias literarias —García Márquez, Auster, Orwell o Stephen King— e imágenes impactantes, Javier Castillo construye un thriller romántico narrado a tres tiempos que explora los límites del ser humano y rompe los esquemas del género de suspense.

Opinión personal:

Este año se ha publicado el último thriller del malagueño Javier Castillo, Todo lo que sucedió con Miranda Huff (Suma), y no me he resistido a comprarlo. Constituye su tercera novela, tras él éxito cosechado con El día que se perdió la cordura y El día que se perdió el amor (ambas editadas, asimismo, por Suma), cuyos derechos audiovisuales han sido adquiridos para la producción de una serie en televisión. 

Me apasiona este género literario, y qué decir si se trata de novelas bien ejecutadas que desde el principio me mantienen enganchada a la lectura y con ganas de saber qué pasará con los personajes en el siguiente capítulo. Sin saber cómo, saco tiempo de debajo de las piedras (¡qué más da si me cuesta unas horas de sueño!); me encanta la tensión que me transmiten, devanarme los sesos intentando componer el rompecabezas, buscar respuestas en los hechos descritos. 

No obstante, antes de disfrutar de Todo lo que sucedió con Miranda Huff, hice mis deberes y recuperé de la lista de lecturas pendientes su primer título, El día que se perdió la cordura, deseosa por conocer si era tan bueno como me dijeron.  Ahora puedo decir que he disfrutado con su lectura, pero no tanto como me imaginaba. Supongo que es debido a las expectativas puestas en ella.

El comienzo no puede ser más impactante. Un hombre desnudo, ensangrentado, en mitad de la calle y sujetando la cabeza de una mujer decapitada entre las manos. Cuando la policía lo detiene lo trasladan a un psiquiátrico, dirigido por el reputado doctor Jenkins, para que le realicen una evaluación psicológica. La agente experta en perfiles del FBI, Stella Hyden, llega al centro para ayudarle en su cometido.

Superada mi sorpresa inicial y mi primer «¡qué coño pasa aquí!», devoré la lectura intentando no perder el juicio con los continuos saltos temporales, en mi opinión, algo caóticos. Los hechos que acontecen en la actualidad, principalmente en Boston, se intercalan con los que ocurrieron diecisiete años antes en Salt Lake, pero unos y otros no siempre están narrados cronológicamente, ni la voz narrativa es la misma. Ya sea en el pasado, o en el presente, es increíble que el autor aglutine todos los sucesos en apenas dos o cuatro días, respectivamente; de modo que, en ocasiones, al comenzar un capítulo me sorprendía comprobar que la fecha de cabecera se mantenía inalterable, y pensaba, “¡hay que ver, lo que dan de sí las horas!”.

La historia ya se encuentra bastante avanzada, aunque quizá sería conveniente contártela desde el principio otra vez a ti, solo a ti, para que no te pierdas detalle.

Bien. Esas palabras del supuesto decapitador (de nombre Jacob) dirigidas a Stella, en una escena inicial que trajo a mi memoria la novela de El silencio de los corderos (Thomas Harris), me cautivaron e intrigaron a partes iguales. Ella (al igual que yo) parecía que era la única que no sabía qué pasaba. Y esa atención particular que recibía por parte del hombre… sospechosa, daba qué pensar. Y enseguida intuí que, de alguna manera, todos los personajes estaban conectados por el pasado, de modo que la trama me mantuvo en vilo hasta que logré poner nombre a lo desconocido, esto es, hacia un tercio de la obra. Después, mi interés decayó bastante debido, también, a lo absurdo que me parecieron ciertas situaciones (algunas escenas macabras, tan difíciles de imaginar, dan risa) y modos en que se conducen los personajes. Respecto a estos últimos, considero un acierto las veces en que Jacob es la voz narrativa, porque permite conocerlo mejor. Del resto poco o nada puedo decir. 

A esta obra, el título le va como anillo al dedo porque al final sí logras pensar que todos los personajes han perdido la cordura. Lo que me resulta difícil de digerir es que el autor justifique la razón de ello en el amor exacerbado de un padre, una madre o un novio. 

La novela está estructurada en capítulos cortos, con un lenguaje sencillo (no esperes encontrar digresiones psicológicas), lo que ayuda a imprimirle ritmo. El  final, inesperado, nos deja con dudas que (imagino) se resolverán en El día que se perdió el amor, la segunda parte de esta saga.

Valoración: 3/5

Puntuación: 3 de 5.
Título: El día que se perdió la cordura 
Autor: Javier Castillo
Género: Thriller
Editorial: Suma
Papel:
Encuadernación: Tapa blanda

Nº de páginas: 300
Fecha de publicación: 02/2017
ISBN: 978-8483659052
e-book:

Formato: ePub, Kindle
ASIN: 8483659050
Idioma: Español

Escrito por

Viajar, es mi pasión. La lectura, mi adicción. El café y el chocolate, mi sostén. Familia y amigos, mi conexión a tierra.

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