
«
«Sangre o amor», de Donna Leon (Seix Barral, 2015)
Sinopsis:
Un admirador de la soprano Flavia Petrelli ha traspasado la línea que separa a un fan inofensivo de un seguidor obsesionado. Conoce todos los pasos de su ídolo, dónde se encuentra en cada momento e intenta llamar su atención colmándola de rosas amarillas y regalos caros. Y lo que es peor: todo apunta a que está detrás de una serie de ataques sufridos por amigos y personas del entorno de la diva. La cantante de ópera se encuentra en Venecia interpretando con éxito Tosca en el emblemático teatro La Fenice, así que será sólo cuestión de tiempo que el comisario Guido Brunetti, viejo amigo de la infancia que ha ayudado a la artista en ocasiones anteriores, ponga a todo su equipo a su servicio. Eso incluye investigar en el pasado de Petrelli y conocer el lado oscuro del mundo del espectáculo, las presiones y la rivalidad que crece detrás del escenario. Como reconoce la artista, «los fans son fans: nunca son amigos».
Opinión personal:
En una de las librerías de la casa rural donde me alojé hace unos días con mis amigos, los propietarios habían dejado por cortesía esta y otras lecturas y, como hacía tiempo que no leía nada de Donna Leon, me dejé seducir por la sinopsis de su contraportada. Cada noche, cuando el último de mis acompañantes se retiraba a dormir, yo me acurrucaba con el libro en el sofá del salón a la espera de que me encontrara el sueño, mientras me relajaba con el silencio que se respiraba en el interior de la vieja casa. Gracias a ello, comprobé que las cosas en el entorno del comisario Guido Brunetti no han cambiado mucho desde mi última incursión a la obra de esta autora.
La novela transcurre con un trasfondo operístico en el teatro La Fenice, en Venecia. Y la verdad, recoge muy bien y con realismo el ambiente y todas las vicisitudes que acontecen en el backstage de un gran teatro de la ópera.
Resulta especialmente clarificador para los no iniciados cómo las diferentes estrellas (soprano, tenor y barítono), e incluso el director musical y el de escena, se aborrecen y piensan que los demás no están a la altura. Y cómo, cuando salen a saludar cogidos de la mano haciéndose carantoñas, siguen actuando pues nada más volver a cruzar el telón se terminan las sonrisas y apenas se dirigen la mirada. Esto no tiene nada que ver con el fondo de la novela, pero es para poner al lector en situación de que va a tener la oportunidad de vivir el mundo de la ópera desde dentro.
También es curioso cómo los artistas saben íntimamente si el éxito es realmente merecido o está basado en la falta de criterio de los espectadores. Siempre es más divertido vivir disfrutando de las cosas que midiendo con precisión la calidad de lo que observamos. A mi padre le pasó, hace unos años, en Nápoles, viendo a Pavarotti. Por lo visto, aquella noche estuvo francamente mal y se quedó defraudado; sin embargo, el público aplaudía como si no hubiera un mañana. Tenía sentada a su lado a una anciana señora que cuando vio su cara de pena quiso saber si no le había gustado. Le contestó que evidentemente no, y que no entendía el porqué de tanto aplauso. La respuesta de la sabia mujer le sorprendió: los napolitanos le ovacionaban no por la actuación de ese día, sino por la felicidad que había llevado a sus vidas durante tantos años. Sus palabras calaron en mi progenitor y me contó que entonces comenzó a aplaudir y hasta gritó varios «¡bravo!». No obstante, esto no es óbice para que cuando la prima donna abandona el teatro y se pasa cuarenta minutos atendiendo a sus fans y firmando programas, no se pregunte la razón si el espectáculo ha dejado mucho que desear.
En un viaje musical a Viena, con mi familia, tuvimos la ocasión de coincidir, durante una cena en un restaurante de esos clásicos que llenan las mesas con gente que no se conoce, con el primer violinista de la Orquesta Filarmónica de Frankfurt que en esos días tocaba en la ciudad. Mi padre aprovechó la oportunidad para hacerle esta misma pregunta: si ellos sabían si habían hecho arte o no con independencia de los clamores y las ovaciones. Le respondió que por supuesto que sí, que ellos lo notaban en la piel, aunque siempre agradecían el cariño del público.
Vosotros diréis qué me está contando esta mujer, a qué viene esta digresión, y la verdad es que tenéis que disculparme, pero me he dejado llevar por el caos que reina en mi cabeza y de paso me sirve como introducción para esta reseña, ya que lo que menos deseo es hablar demasiado sobre el asunto de la novela para no destriparla.
Lo que sí os puedo decir es que la trama se va enrevesando con un ritmo ágil. Y siempre resulta muy reconfortante reconocer lugares y situaciones.
Aunque esta novela pertenece a una serie cuyo protagonista es el comisario veneciano, Guido Brunetti, lo cierto es que si Sangre o amor es la primera obra que lees de esta autora no dirías que el comisario es el protagonista, sino un interesante actor de reparto. Es cierto que va cogiendo protagonismo con el devenir de las páginas, pero si los personajes tuvieran que salir a saludar al final de la obra, el papel principal estaría reservado, como no podría ser de otra manera, a la soprano Flavia Petrelli.
Es de agradecer que el inevitable derramamiento de sangre sea muy limitado y que prácticamente todos lo resuelvan con un susto, punto de sutura y escayola. Bueno, todos no, pero la excepción es prácticamente obligada.
Como hay muchos personajes secundarios cuya actuación en la novela desaparece en un momento determinado, cabe sospechar que dichos personajes, muy bien definidos y perfilados, resucitarán en publicaciones ulteriores de Donna Leon.
Desde luego, el final al que nos vemos abocados en la última parte de la novela, es imprevisible.
En definitiva, un libro corto, que se lee rápido y con interés. No creo que mis nietos lo estudien en sus libros de literatura dentro de cuarenta años, entre otras cosas, porque estos cada vez dicen menos. Pero esa es otra cuestión.
Mi valoración: 3/5
Hasta el momento, Donna Leon (Nueva Jersey, 1942) ha publicado veintiocho novelas de la serie del comisario Brunetti, cuyos últimos títulos son Cuestión de fe (2010), Testamento mortal (2011), La palabra se hizo carne (2012), Las joyas del Paraíso (2012), El huevo de oro (2013), Muerte entre líneas (2014), Sangre o amor (2015), Las aguas de la eterna juventud (2016), Restos mortales (2017) y La tentación del perdón (2018). Es autora también del libro de ensayos Sin Brunetti (2006) y ha escrito el prólogo de la atípica guía Paseos por Venecia (2008).
En 2016 recibió el Premio Pepe Carvalho.

Título: Sangre o amor
Autor: Donna Leon
Género: Novela negra, policíaca y de suspense
Editorial: Seix Barral
Traductor: Maia Figueroa Evans
Fecha de publicación: 24/02/2015
Idioma: Español
Formato papel:
ISBN: 978-84-322-2451-5
Encuadernación: 13,3 x 23 cm.
Longitud: 312 páginas
Formato ePUB:
ISBN: 978-84-322-2463-8