Título: Órdenes sagradasAutor: Benjamin Black (John Banville) Género: Novela negra, Narrativa policíaca Editorial: Alfaguara Traducción: Nuria Barrios Formato papel: ISBN: 9788420418834 Encuadernación: 15 x 24 cm Longitud: 304 páginas Precio: 19,50 € Fecha de lanzamiento: 22/01/2015 Idioma: Castellano
Sinopsis:
La madrugada en que el cuerpo de Jimmy Minor aparece flotando en las oscuras aguas del canal, ni Quirke ni su hija Phoebe pueden intuir hasta qué punto esa muerte va a remover sus propias vidas. Mientras Phoebe abre los ojos a una sensualidad desconocida, la investigación arrastra a Quirke de regreso al infierno de su infancia en el orfanato católico de Carricklea. ¿Podrá descubrir qué callan los muros de Trinity Manor? Y si lo consigue, ¿será capaz de sobrevivir a la herida de los propios recuerdos y regresar a la superficie?
Opinión personal:
Órdenes sagradas (Alfaguara) es la nueva entrega de los aconteceres del patólogo forense Quirke, de Benjamin Black (seudónimo de John Banville), una obra galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
«La más poderosa de las entregas de Quirke hasta la fecha», han sido las palabras expresadas por John L. Murphy (PopMatters) y destacadas por Alfagura; la verdad, no me lo pareció. La intriga era poca y desde el principio “el malo” olía a malo. A diferencia de otras historias protagonizadas por Quirke, jefe del tanatorio de Dublín, Órdenes sagradas es más una novela psicológica que de suspense.
La trama se desarrolla en el Dublín de los años 50. La muerte de un joven despierta en Quirke los años vividos en el orfanato católico de Carricklea, circunstancia que el autor aprovecha para abordar uno de los grandes problemas de la Iglesia…
Me llama la atención la visión que tiene este escritor de su Irlanda natal. En efecto, todo es oscuro, feo, lúgubre, húmedo, sucio; en definitiva, totalmente alejado de la bella y verde Irlanda. Igualmente sus afables, acogedores y hospitalarios ciudadanos permanecen ocultos en el relato.
Varios personajes son invitados permanentes de esta saga: la hija, el policía, el hermanastro…, incluso algún felón de cabecera. Es lo que tienen las sagas; el autor da por hecho que todos los lectores somos adictos a la misma, y muchas veces los perfila muy poco. Si no has leído novelas anteriores, sus apariciones pierden potencia. Entiendo que es muy complicado introducir estas personalidades a los recién llegados sin aburrir a los fieles seguidores.
Creo, asimismo, que el autor exagera al cargar las tintas sobre los perfiles adanescos y de looser de sus protagonistas. Nos repite, en distintas ocasiones, que el policía lleva una corbata descolorida, con lamparones, a la que nunca deshace el nudo; que siempre tiene los zapatos de barro. O que el propio Quirke, a pesar de sus curas de desintoxicación, está siempre acabando con el stock de Jameson (lo cual no es de extrañar porque solo se relaciona con amigos del tarro y así, claro, es imposible).
La gran novedad de esta entrega es que hay un apunte lésbico, pero muy moñas y con un enfoque muy puritano que parece muy fuera de lugar en nuestros días.
Nunca había besado a otra chica, jamás; tampoco había sentido el deseo de hacerlo, que ella supiera. Aprisionó su labio inferior entre los dientes. Que ella supiera. ¿Y eso qué quería decir?
Poco más. Solo que parece impresentable la costumbre del autor de hacer finales sin final. Cuando la cosa se pone interesante y ves que el libro se acaba piensas: este hombre nos va a dejar colgados. Y, sí, lo hace de nuevo. Esperar a la siguiente entrega para ver si la bala disparada hace carne o no en JR era muy propio de la serie Dallas y, por lo que se ve, también de Benjamin Black. Excesiva penitencia para mi gusto.
Con todo, si os gustaron las entregas anteriores, se deja leer.
Mi valoración: 3/5
John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) ha trabajado como editor de The Irish Times y es habitual colaborador de The New York Review of Books. Con El libro de las pruebas (Alfaguara, 2014) fue finalista del Premio Booker, que obtuvo en 2005 con El mar (Anagrama), consagrada además con el Irish Book Award como mejor novela del año. Entre sus novelas destacan también El intocable, Los infinitos y la Trilogía Cleave, ciclo de novelas que incluye Eclipse, Imposturas y Antigua luz (Alfaguara, 2012).
En 2011 John Banville ganó el prestigioso Premio Franz Kafka, considerado por muchos como la antesala del Premio Nobel, y en 2013 le fueron otorgados el Premio Austriaco de Literatura Europea y, en España, los premios Leteo y Liber. En 2014 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Bajo el seudónimo de Benjamin Black ha publicado en Alfaguara El lémur (2009) o La rubia de ojos negros (2014), protagonizada por el mítico detective Philip Marlowe y escrita por invitación de los herederos de Raymond Chandler. Sin embargo, su incursión más célebre en la novela negra es la serie protagonizada por el doctor Quirke, adaptada a la televisión por la BBC británica, y a la que pertenecen las novelas El secreto de Christine (2007), El otro nombre de Laura (2008), En busca de April (2011), Muerte en verano (2012), Venganza (2013) y esta Órdenes sagradas (2015).