Título: Canta solo para míAutor: Nativel Preciado Género: Narrativa contemporánea Editorial: Planeta Fecha de publicación: 10/06/2014 Formato: Tapa dura con sobrecubierta Formato: 15 x 23 cm ISBN: 978-84-08-12884-7 Páginas: 288 Idioma: Español
Sinopsis:
Muriel, una joven reportera gráfica, vive junto a su compañero, Tanis, periodista en plena madurez profesional y personal, un amor prohibido, pasional y lleno de riesgos.
Ambos trabajan en el mítico periódico El Hispano durante la convulsa época de los últimos años del franquismo. Una redacción repleta de ilusión, ideales y lucha para derrocar al dictador. Una época de barricadas, confidentes y esperanza. Malik, el hijo de Muriel, intenta recomponer las piezas de la enigmática y apasionante vida de su madre. Pero siempre hay algo misterioso en ella que su hijo ni comprende ni acepta. Canta solo para mí rinde homenaje a toda una generación legendaria, a sus ansias de libertad y a la fuerza imparable de la juventud.
Opinión personal:
Canta solo para mí prometía ser un interesante relato a partir de las experiencias de un grupo de periodistas y reporteros gráficos en un medio de comunicación no afín al régimen, en los últimos años del franquismo. De hecho, desde las primeras páginas todo hace recordar al extinto diario Madrid —en el cual trabajó la autora— y cuyo final inapelable fue la demolición literal del edificio.
«Se refieren a aquellos tiempos como si todos ellos hubieran desempeñado un papel esencial; como si el destino les hubiera reservado un lugar estratégico en la historia; como si fueran los héroes fundamentales de la resistencia contra la dictadura. ¿Hay algo de realidad o es solo un espejismo creado por los efectos alucinógenos que produce la nostalgia de la juventud?».
La novela trata de enlazar el tiempo presente con aquél mediante los recuerdos de un hijo —Malik— y su madre —Muriel Blanco—, consagrada reportera gráfica cuya carrera comenzaba por entonces. Ambos son los encargados de narrar alternativamente la historia, la cual pivota sobre el recuerdo de Tanis, ídolo emergente y compañero del periódico de Muriel.
Siempre resulta atractiva la referencia a sucedidos en una época fijada en el fin de la dictadura. Pero es peligroso dejarse llevar porque si aceptásemos todas las personalidades que distintos autores nos presentan como grandes activistas frente al franquismo, no podríamos comprender cómo llegó a ocurrir que, con tal legión de héroes, el dictador muriera en su cama. Pero pasando por este tamiz, la novela ofrece un relato irregular con pinceladas de momentos interesantes. El problema reside en que es difícil mantener un equilibrio entre los hechos que constituyen el fondo de la narración con las historias humanas que se entremezclan.
Dudo mucho que la autora pretendiera dibujar el personaje de Tanis como el de un auténtico cretino, déspota, revolucionario de salón, soberbio y engreído. Pero eso es lo que parece. La jovencísima fotógrafa resulta también un personaje muy poco sólido. Sabe que Tanis es un golfo, que solo le interesa disfrutar del sexo esporádico, pero ella se rinde una y otra vez a la pasión (destructiva) que siente por él. Evidentemente hay gente así, pero resulta muy difícil empatizar con alguien con tan poca dignidad personal, tan poca estima y tantas ganas de ser objeto ocasional de un semental. Lo peor es que la historia va decayendo en los hechos principales para intensificarse en los delirios sexuales de la fotógrafa.
El uso de iconos de la época como Ives Montand, Atahualpa Yupanqui o el Café Gijón, por ejemplo, son un mero recurso para fijar el periodo en que transcurre la obra. Desconozco la auténtica realidad del gran Atahualpa, pero la imagen fijada en mi memoria es incompatible con la de un viejo verde que mete mano a las jovencitas en los taxis. Supongo que estas “habilidades” estarán documentadas porque me parece indecente convertir al imponente indio en un baboso irredento de manera gratuita.
No obstante, la traca final es la aparición estelar de los actuales reyes de España, don Felipe y doña Letizia, como protagonistas de la entrega de un premio a la otrora ninfómana y ahora gran gurú del reporterismo gráfico. La actitud que adoptan los entonces príncipes es absolutamente inverosímil e incompatible con la idea que de los mismos tienen el común de los mortales. Es obsceno el regalo que hace la autora a la familia real sin venir a cuento. Además, sus lectores están indefensos porque prácticamente ninguno se ha encontrado en disposición de tener una experiencia personal que haga creíbles a unos príncipes tan estupendos. Yo no voy a discutir si mi percepción es la correcta, basada en mi propia experiencia, o si lo es la de la autora, basada en la suya. Pero este innecesario desparrame de incienso resulta un atracón de guindas en un pastel ya de por sí indigesto.
Una novela muy irregular que, personalmente, no terminó de convencerme. Pero para gustos, los colores. Canta solo para mí se alzó con el Premio de Novela Fernando Lara 2014.
Mi valoración: 2/5
Nativel Preciado, periodista y escritora, comenzó a trabajar en el diario Madrid cuando aún no había terminado sus estudios de Ciencias Políticas y Periodismo. Durante la transición política fue cronista parlamentaria. Su labor periodística ha sido reconocida con diversos premios, entre otros el Francisco Cerecedo (1986) y el Víctor de la Serna (1989). Es autora también de diversas novelas y ensayos, como Fuera de campo (1991), El sentir de las mujeres (1996), Amigos íntimos (1998), El egoísta (1999) y Camino de hierro(2007), por la que fue Premio Primavera de Novela 2007. Con Canta solo para mí, ha conseguido el XIX Premio Fernando Lara.
Lee las primeras páginas de la novela aquí.
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