Título: Su pecado fue la envidiaAutor: Aurora Seldon Género: Narrativa homoerótica, misterio, histórica Editorial: Ediciones Babylon ISBN: 978-84-15565-13-0 (formato papel) Fecha de la edición: Diciembre 2012 Edición país: España Colección: Salir del armario, Número 194 Idiomas: Castellano Dimensiones (papel): 14 cm x 21 cm Páginas: 195
Sinopsis:
Alejandro Benavente, médico de la ciudad peruana de Tacna, se ve forzado a investigar un asesinato que ha conmocionado a sus vecinos en una época en la que imperan la moralidad y costumbres británicas.
El caso presenta dos factores que le perturban especialmente: por un lado, las evidencias apuntan a que el fallecido era dado a la sodomía; y por otro, el principal sospechoso es nada menos que Patrick Horbury, un joven inglés de misterioso pasado que le hará sobrepasar sus propios límites en busca de la verdad.
Con Su pecado fue la envidia, Aurora Seldon, reputada autora del género homoerótico, nos transporta a su ciudad natal para cautivarnos con una historia desgarradora acerca del poder destructivo que puede llegar a tener el juego de las apariencias.
Opinión personal:
Su pecado fue la envidia es la última novela de Aurora Seldon, escritora de origen peruano y autodeclarada admiradora de Stephen King, Isaac Asimov, Arthur Clarke, H.P. Lovecraft y Brian Lumley. Comenzó como autora de fanfiction (slash/yaoi) en 2002 y empezó a escribir sus propias historias a partir de 2004. Además de Su pecado fue la envidia tiene publicados, a día de hoy, la saga Hellson (2 novelas), Cibersoul, la sagaBizarro (4 novelas), Punto de quiebre, Inocencia y Campo de rosas, todas pertenecientes al género homoerótico.
La obra está prologada por la propia autora. Y me encantó. Me ayudó a situarme en el lugar y contexto histórico en que se desarrolla la novela, y me estimuló a leerla.
Considero encomiable la labor de investigación realizada por Aurora Seldon para ambientar la novela a mediados del siglo XIX, en la localidad de Tacna (Perú), su ciudad natal. Unos años en que convivían lugareños y extranjeros de las casas de comercio establecidas en esta localidad, lo que justifica el origen de los diferentes personajes de la novela. Es verdaderamente notable la descripción de los escenarios en que se desenvuelven los personajes, fieles a la información proporcionada por historiadores. Todo ello contribuye a dar verosimilitud a la historia. Sin embargo, al mismo tiempo, la narración está salpimentada con simpáticas leyendas populares, y en algunos de sus diálogos encontramos las tergiversaciones y exageraciones con las que la gente sencilla acostumbraba a distorsionar los acontecimientos, y cuya explicación tachaban de sobrenatural. Todo ello me gustó porque aporta credibilidad a los hechos narrados, pero también cierta magia; una mezcla de realidad y fantasía que me recordó las novelas de Gabriel García Márquez.
Con este telón de fondo, Su pecado fue la envidia nos sumerge en la historia de un asesinato acontecido en Tacna, en la famosa casa de un lord inglés, Patrick Horbury. Su resolución requiere la máxima discreción, de modo que un médico de la localidad, Alejandro Benavente, es llamado para examinar el cadáver, y su prefecto le encargará investigar la muerte del difunto y ayudar al comisario a atrapar al culpable.
Los personajes están muy bien definidos. Me pareció especialmente interesante el personaje de Patrick Horbury, el protagonista inglés. A través de él, la autora expone y critica —con gran habilidad—, la doble moralidad inglesa de la época victoriana y la hostilidad que había entonces hacia la homosexualidad.
Alejandro Benavente, el médico convertido en investigador de los hechos por orden del prefecto, es otro de los personajes que me entusiasmaron. Tiene su propia moralidad y vive en negación aplastando cualquier sentimiento que le despiertan los hombres y, específicamente, lord Horbury. Oculta pruebas e información, al prefecto y al comisario, diciéndose a sí mismo, para justificarse, que debe comprobarlo primero.
Aurora Seldon escribe muy bien. Tiene una prosa muy cuidada y no demasiado sencilla (aquí el lector se encontrará con algún término autóctono o de la época). Desarrolla la historia con un ritmo pausado que no llega a aburrir.
¿Encontré alguna debilidad en la novela? Pues sí, dos, y ambas guardan relación con el caso de asesinato.
La primera es la portada del libro. Reconozco que es preciosa pero, junto al título, también elocuente, pues me hizo recordar la famosa frase de Francisco Quevedo: “La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come”, y que me proporcionó la primera pista para resolver el misterio que contenía la novela. La envidia, uno de los siete pecados capitales y la que intuí representaba el móvil del asesino. Sí, el título se ajusta perfectamente a la novela, pero hubiera preferido que fuera otro que no desvelara, con tanta facilidad, una de las claves de cualquier caso de asesinato.
Como en cualquier novela de misterio, la autora nos introduce varios sospechosos e incluso una segunda muerte, típicos pretextos para, por un lado, desviar la atención del lector del verdadero culpable y, por otro, mantener el interés del lector por la lectura. Pero partiendo de la información que me proporcionaba la portada, el culpable —hablando en términos generales, sin considerar si éste es femenino o masculino— me pareció previsible, pues yo ya sabía lo que buscaba. Y entonces, las pistas falsas me resultaron obvias y las verdaderas fáciles de identificar.
Asimismo encontré la novela parca en detalles; detalles que eché a faltar, especialmente, en la descripción de la escena del crimen, en las observaciones del médico al examinar el cadáver, así como en el relato del modo en que se condujo el inglés al lavarlo y adecentarlo durante la hora que transcurrió hasta que llegaron el prefecto y el médico a la casa.
A pesar de estas debilidades seguí leyendo, deseosa de confirmar mis teorías sobre el asesinato y, sobre todo, intrigada por cómo se resolvería —dada la época en que transcurre la historia— la relación homosexual existente. Y no quedé decepcionada.
Su pecado fue la envidia es una buena novela que sinceramente recomiendo porque son muchas las fortalezas, y de mayor calado, que las debilidades apuntadas. Una novela que me dejó con buen sabor de boca, y que pasado algún tiempo volveré a leer. Una novela que juega con la verdad de los hechos y la verdad que es aceptable por la sociedad.
Mi valoración: 4/5
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